jueves, 14 de julio de 2011

Cultivo una rosa blanca



Uno de los poemas más breves en la literatura castellana pero que pese a lo breve del mismo (o tal vez por ello) es uno de los más difundidos y conocidos es el que compuso el cubano José Martí. La primera parte del poema contiene un trasfondo importante que algunas veces es explicado en los salones de clase de literatura pero que en muchas otras ocasiones es omitido. Se trata de la parte que dice “cultivo una rosa blanca, en junio como en enero”. Como es bien sabido, las rosas florecen ampliamente ya entrada la primavera y continúan floreciendo en grande en verano, la época que incluye al mes de junio. Pero no florecen en pleno invierno, o sea en el mes de enero. Esto en cierta forma es reminiscente del milagro de las rosas con el que se conmemora en México la aparición de la Virgen de Guadalupe por el hecho de que las rosas de Castilla que Juan Diego le llevó al obispo ni eran nativas de México ni eran flores que pudieran darse en el territorio árido del cual se presume que fueron tomadas. Al decir “cultivo una rosa blanca, en junio como en enero”, el poeta está dando a entender que extiende su amistad sin distingos aún bajo condiciones que se antojarían inalcanzables.

Bien, basta de comentarios. Ahora el breve y famoso poema.


Cultivo una rosa blanca

Cultivo una rosa blanca
en junio como en enero
para el amigo sincero
que me da su mano franca.

Y para el cruel que me arranca
el corazón con que vivo,
cardo ni ortiga cultivo;
cultivo la rosa blanca.